11 de diciembre – Día Internacional de las Montañas.

Este año se presenta el Día Internacional de las Montañas bajo el lema: «La promoción de productos de montaña para mejorar los medios de vida«, se intentan potenciar las economías locales de las poblaciones de montaña por medio de la comercialización de sus limitadas producciones pero cuyo valor pricipal radica en su excelente calidad y alto valor. Un 13% de la población mundial vive en zonas de montaña, siendo un tercio de ese mismo porcentaje vulnerable, por su situación de desigualdad por factores históricos, económicos, culturales, políticos y biológicos frente al resto de la población.

Las poblaciones de montaña están ligadas casi siempre a actividades agropecuarias donde el grupo familiar tiene una gran importancia. Con unos medios técnicos limitados y unas condiciones de producción condicionadas por los extremos ambientales en que se asientan. Estos condicionantes  los han llevado a desarrollar una vida de subsistencia perfeccionada por la experiencia de generaciones, y basada en la especialización de productos únicos adaptados al medio.

poster montañas

11 diciembre – Día Internacional de las Montañas

La calidad de estas limitadas producciones de zonas específicas de montaña han despertado un alto interés comercial mundial dentro de los mercados de comercio justo o de alta calidad por su naturalidad.

El Día Internacional de las Montañas es una oportunidad para crear conciencia en Cantabria desde el debate sobre la nefasta política regional, nacional y europea se ha impulsado contra la personalidad de las comunidades locales de las montañas y las tierras altas. Produciendo desde los despachos paquetes de medidas jurídicas que no han conseguido un desarrollo integral de estas zonas de nuestra Comunidad, con actuaciones que han tenido una escasa participación popular pero a las que muchos alcaldes han cedido ante vanas salidas aceptando cualquier inversión aún cundo a la larga lo que se ha producido han sido otros escenarios negativos.

La falta de una cultura del territorio, de un marco territorial regional ordenado después de 25 años de tener plenas competencias sobre los instrumentos de ordenación y planeamiento territorial y urbanístico, no es de extrañar que en el horizonte del nuevo siglo veamos peligrar nuestras áreas de montaña por una falta de protección de la diversidad de nuestros espacios, naturales o no, ante amenazas como el colonialismo inmobiliario costero o la fracturación hidráulica (fracking).

El resto de población que no vivimos en las áreas de montaña pero que a menudo nos deleitamos con una visita o su simple contemplación de su belleza, debemos comprender que ese estado «natural» conlleva unas dificultades económicas y existenciales para los que allí habitan. El conjunto social no puede negar la ayuda y atención que estas comunidades y su medio necesitan; porque abandonarlas significa perder también nuestro futuro, significa empobrecernos todos.